A veces, la pasión estalla
como una erupción desenfrenada
que te arranca la ropa y te desnuda
que te besa, te muerde y te desgarra,
te cabalga como fiera amazona,
como hembra fogosa y encelada,
mis besos rompen, cual igneas mareas
contra los arrecifes de tus senos
y salpican espumas encendidas
que bautizan tu vientre y tus secretos.
A veces el deseo se revela,
se libera de riendas y cabalga
al galope tendido entre tus muslos
con las crines de fuego enarboladas,
y mi lengua dibuja entre tus lienzos
universos ignotos y galaxias,
agujeros negros eternos como el tiempo,
fieros tifones de los que nada escapa.
El olor de tu cuerpo desbocado
por el beso de mi boca efervescente
me arrebata la vista de este mundo
palpitando a la espera de mis dientes,
solo intuyo tus tórridas colinas,
solo huelo la fruta de tu vientre
entreabrirse madura ante mis besos
y olvido mi pasado y mi presente
mientras bebo el efluvio de tu aliento
y mi lava penetra incandescente
en la cueva abisal que entre tus muslos
me llama, me esclaviza y me somete.