Mariposas de nostalgia
tus caricias y tus besos.
Mientras la noche crecía,
dulce a tu carne me uniste
en un cálido mar de agonía.
Mi corazón era un felino
corriendo por tus sueños.
Me abrazabas sin destino
y por un instante la vida
fue un dulce misterio.
Rocíos y campos tu cuerpo
habitaban. Mi deseo galopó
impreciso por un mapa de sueños,
mientras la ambición voraz
escapaba de su encierro.
Mi alma sintió el mareo
de lo inmenso. No quedó sino
la llamarada de lo instantáneo.
Los minutos tornáronse tiesos
y lo perpetuo, momentáneo.
Mi espíritu se fue contigo
y sólo quedó mi sombra
gravitando vanamente el filo
del recuerdo, como si mi vida
avanzara en impensado sigilo.