Tal vez exista un cielo aquí en la tierra allí,
donde existas vos, con tu alma hecha de a pedacitos,
colmada de amor desde esa distancia que no es tan distante.
Esos ojitos de misterio profundo recordándome el tiempo de amor
que hecho de suspiros, llegó con su fuego para quemar mis entrañas.
Sí existen los tiempos de primavera, que con su fresca lluvia
me recuerda tu sonrisa tierna, enamorada del olor a tierra mojada,
a pasto húmedo y una chimenea vertiendo el humo
con olor a leña de quebracho.
Juntaré los ramos de rosas para llevar a tu corazón,
son rojas de mi jardín,
el que sembré para llevarte, allí,
donde existís,
serán rosas con aroma a primavera.