Disculpa no había tenido tiempo de escribir...
¿Qué tal te va?, espero que mejor que ayer.
Me gusta que «te quieras» incluso antes de mí,
que seas «segura», que sepas decir «no»
y que me hagas sentir un «idiota».
Te echo tanto de menos...
cada vez estoy más convencido
que podría escribirte los versos más hermosos.
¿Sabes? me haces temblar cada vez que te escribo un mensaje.
Mis dedos van más rápido y mi imaginación se seca.
Muero por saber de ti,
pero agradezco que me hayas puesto todo tan sencillo...
ese vicio mío de olvidar se conjugó en armonía con tu indiferencia.
Y es que la indiferencia no conoce de muchas cosas...
a veces herimos más con el escudo que con la lanza.
Dejemos que todo siga,
sin dirección,
sin rumbo
y que el viento siga soplando en contra...
lo que va a ser será,
no sé cuántos insomnios me queden por dedicarte,
solo espero que menos de 500.