Me desentiendo de lo que tramen
desde este silencio hasta el más allá
que está en tus labios,
y voy pasando cada sombra
que se agiganta en mis entrañas
hundido en la esperanza
de que tal vez un día vuelvan a besarme.
Todo es la cosa entre nosotros
con el sol infame borrando gestos hoscos
y a dentelladas surgiendo una oración
de lo más recóndito,
el frío avance de las horas en tu sitio
mientras el boca a boca
cumple por el barrio con su cometido
y el globo del mundo
se desinfla en tus narices...
Esta cornisa conserva a sus fantasmas.
Me trajo el vicio
a probar de sus rubores extasiado.
El viento me nombraba
y bajo su piel fui honorable,
vertí mis prisas instantáneo
consumado en la miel
de estos amaneceres rebosantes
deseando ya dejarme
de hablarle tanto a una pared
bajo un signo inescrutable.
Cuesta abajo voy sin frenos
y voy a dármelas de lleno
con el niño que seremos
cuando termine de latir
el mundo en torno tan tremendo.
Me falta aliento para confesarte
lo que siento muy dentro por ti
que eres alguien que se ha parado
por un momento a ver qué sigue.