Raíces que juntos velamos.
Contornos que se pulverizan,
en algo informe finalizan,
en silencio nos afirmamos.
Las voces distantes son ramos,
vibrando la sangre matizan,
con cantos profundos deslizan
lo nuestro en borrosos reclamos.
Se ensambla en esta soledad
con un aspecto indefinible
la figura que nunca pierdo,
que resulta de la heredad
de roja vida perceptible
en la morada del recuerdo.