Raúl Bonilla

Fuego

Estaba escrito, estaba predestinado 

En las arrugadas hojas del libro de historia 

En los pequeños saltos en el tiempo 

En los irregulares latidos del corazón 

Donde se pliega el espacio

 

Siempre pudimos escoger el destino 

En cada esquina que doblamos 

En cada puerta que abrimos o cerramos 

En cada amor que se acercó un poco, pero sin tocarlo

En el alma donde se reflejan nuestros ojos 

 

Delicadamente duermes en el sueño ajeno 

Queriendo apagar el fuego que se extiende desde tus manos 

Hasta el plano astral donde vivo

Hasta donde el escalofrío cautiva tu atención 

Hasta donde el susurro de mi voz te lleva a volar 

Un poco más cerca

Un tanto más despacio 

Pero siempre seguro 

En el lugar donde te estoy esperando