Estaba escrito, estaba predestinado
En las arrugadas hojas del libro de historia
En los pequeños saltos en el tiempo
En los irregulares latidos del corazón
Donde se pliega el espacio
Siempre pudimos escoger el destino
En cada esquina que doblamos
En cada puerta que abrimos o cerramos
En cada amor que se acercó un poco, pero sin tocarlo
En el alma donde se reflejan nuestros ojos
Delicadamente duermes en el sueño ajeno
Queriendo apagar el fuego que se extiende desde tus manos
Hasta el plano astral donde vivo
Hasta donde el escalofrío cautiva tu atención
Hasta donde el susurro de mi voz te lleva a volar
Un poco más cerca
Un tanto más despacio
Pero siempre seguro
En el lugar donde te estoy esperando