Yo quise ser como cualquier otro
de cuando niño lo fui
más en la noche de los tiempos
extravié el camino
infundí temor, me apropié,
terminé mal,
hoy todavía vuela la canícula por los agrestes campos
y el murmullo se apacigua,
a ella a quién amé tanto
tenía la poesía de la locura,
hizo como que no sabía nada de mi
se tornó una llaga insanable
en su mirada lunática tenía el brillo de nuestros juegos en el jardín de los abuelos
ahí le prometí todo
¡qué churumbel!
la gente del pueblo murió,
¡cuánto les quité a tantos!
no se ha borrado el susurrar,
murmuran calladamente,
se escucha
...