No recuerdo si era primavera
o frío invierno.
No puedo recordar si era la aurora
apremiando la apertura de mis ojos,
o más tarde, cuando las sombras
se alargan en el césped.
¿Aturdían los pájaros el alma
o el silencio pesaba en mis espaldas?
No puedo recordar si estaba
en mis sitios habituales
o nuevos paisajes me rodeaban
incitando a mis alas hacia el vuelo.
Cuando presentí que era una rosa
-y no mis íntimas verbenas-
lo que colmaba mi ser absorto,
conocí el límite exacto
entre brumas y albores
y el punto donde intiman
verdades con enigmas.
Pude ver libros abiertos
drenando lo que estaba oculto
o lo que siendo claro
se me negaba inexplicablemente.
No recuerdo cuando...
¡Pero no importa ya!
Hubo un día en el que empecé
a encumbrarme.
De mi libro “De sentires y sentires”. 2008 ISBN 978-987-556-229-5