Recién nacidos nos conocimos,
nuestros padres fueron buenos vecinos,
y apenas comenzado el caminar,
ya nos juntamos para jugar.
A “mamá y papá “ , Puchi era la hija “mala”,
que traías en brazos casi a “la rastra” ,
yo “ïba al trabajo” en auto a pedal,
ella, “te hacía renegar”.
La tuya fue mi segunda casa,
en ella la siesta era sagrada,
entraba en verano en puntas de pie,
y me instalaba para leer.
Los cumpleaños los festejamos,
con los amigos primos y hermanos,
después del tuyo iban a veranear,
enero se hacía eterno hasta verlos llegar.
También compartimos la pileta,
andar en patines y en bicicleta,
las escondidas, manchas variadas,
escuchar a Tarzán, leer “mejicanas”.
(y 3 películas los días de damas.)
Sin darnos cuenta algo cambiaba,
pues con frecuencia el humor variaba,
y al otro sexo en forma inocente,
nos acercamos tímidamente.
Llegaron Elvis, y Los Plateros,
Pat Boone, Tab Hunter, preferíamos los lentos,
con Jimmy Dean te enloquecías,
a mi me gustaba la Lollobrígida.
Un día supimos lo inesperado,
se iban del barrio, a otro lejano,
nos prometimos no cambiar nada,
pero una etapa se terminaba.
Los primeros tiempos nos visitamos,
después llegó el “silencio de radio”,
hoy nos alegra saber que la vida,
nos hizo felices con nuestras familias.
Espero verte antes de treinta años,
que alguna buena noticia nos hagamos llegar,
y te digo que siempre, aún sin verte llorar,
supe que no tendría otra amiga igual.
JC Iglesias (Carlitos)