Tú y yo
Somos…
cual gemelas hojas
balanceándose
en
eterno
otoñal
árbol
que,
aferradas a etéreas remembranzas,
no
tocarán suelo
hasta que la ventisca de la eternidad
nos
arrastre a las primicias
de
una imperecedera juventud.
¡Bendita juventud!