Juro que te veía venir, al caer la penumbra de la noche emisaria de muerte enviabas recado de padecimientos que con mi vida parecían intentar terminar, larga la noche con abrazos que pretendían sucumbir mi existencia me encontrabas postrado en mi morada pidiendo al ser divino que me permitiera un nuevo amanecer tener para cambiar el curso de la vida de este ser...
- Santiago Ch.