Un suspiro atravesado,
una corriente que fluye entre los dedos,
la mano, la mano que empuña ese atrevido y oscuro deseo.
Un pensamiento oscilante,
olas de violencia que nublan la mente.
Horas de angustia en donde se revuelca mi alma, horas en donde busco los ojos de Dios.
El espíritu se endurece y la corteza corporal es una porcelana.
La mano vibrante baila con el puñal.
La corteza llena de polvo está.
El mundo temblando está, tiembla en mi interior.
Y el mundo llorando está, en mi piel llorando está.
He trazado finos caminos, por donde el suspiro atravesado ahora va.
Espero a los ojos de Dios encontrar.