Astrid Karolina

Nada

miro y nada transciende

los sueños dulces no parecen mios

lo prometido a veces duele

lo olvido en más olvido

 

mañanas y tardes me agobian

los gestos amables me hacen incomprendida

como atar los cordones de un zapato

me atan las horas dia a dia

 

en mi garganta triunfa la melancolia

mis ojos desvanecen

no sabes cuanto sufre esta alma mia

que ya ha pedido a Dios que no la consuele