miro y nada transciende
los sueños dulces no parecen mios
lo prometido a veces duele
lo olvido en más olvido
mañanas y tardes me agobian
los gestos amables me hacen incomprendida
como atar los cordones de un zapato
me atan las horas dia a dia
en mi garganta triunfa la melancolia
mis ojos desvanecen
no sabes cuanto sufre esta alma mia
que ya ha pedido a Dios que no la consuele