Alberto Escobar

Hiperestesia

 

El roce de tu piel 
me sangra,
es excesivo.

—sobre la hiperestesia y la tactilidad galopante.

 

 


Mi dedo corazón circula sobre tu piel,
recorre y reconoce cada poro, cada vello
que imperceptible se pronuncia al pasar,
cada estela que ese paso va dejando.
Tus ojos, conforme paso, me van describiendo
con sus sucesivas formas y gestos la impresión
que en el alma te va produciendo mi periplo.
Acompañados de tu sonrisa me van anunciando
la calidad de las sensaciones que te van poblando
a medida que ese dedo corazón va sobrevolando
tu reino, lo va reconociendo como suyo y lo besa,
con un beso de bienvenida que a la vez es una marca
de propiedad, un marchamo identificatorio de que 
lo que voy recorriendo me va perteneciendo al instante. 
Mi dedo se detiene a la altura del ombligo y me miras,
me preguntas con tus ojos adoptando una apariencia
almendrada que me sorprende, me empujas con el gesto
a seguir hacia abajo, hasta tu desembocadura, tu nacimiento. 
En las proximidades de un valle me detengo a abrevar, 
los caballos están sedientos y yo también, el cansancio,
producto del acúmulo emocional que supone el viaje,
me hace mella y me lo noto, me siento al borde de la fuente
y miro hacia arriba para contemplar las montañas, ya muy 
pobladas de fronda silvestre; el asombro me asombra...
De repente, tú, alzas tu dedo corazón y emprende un viaje,
también, empezando por la comisura de mis labios en dirección
sur suroeste, buscando las mieles que te llevarás a la boca
en breve, en mi abrevadero sediento de sal y vinagre. 
Desciendes poco a poco y me quemas la piel al mismo tiempo,
desciendes lenta, como reconociendo en braille cada uno 
de los micropliegues que mi piel te va ofreciendo para, no
que la toques con tus yemas, sino para que la beses; que sean
tus labios los que certifiquen el sabor de esa sustancia íntima
que me va saliendo a borbotones mientras la piel claudica
a tus encantos, a tu sensibilidad extrema, hiperestésica.
Vas bajando también, como yo hice, al mismo valle, a ese 
donde nos encontraremos en breve, aquel en donde en breve
se producirá una explosión cósmica que se verá a miles 
de años luz de distancia, y que marcará el nacimiento de una 
nueva era; la que llevará tu nombre y el mío, te lo aseguro amor...