Doblezero

POESÍA DESCOLOCADA

 

***

 

La Acacia ya no descuaja
sus racimos de flor amarilla
entre titanes de cemento
alimentada por la herida
del reloj suizo en el sistema
de goteo en su avenida,
como un triste condenado tras
las rejas de la penitenciaria.


El orgullo del jacinto muere
en esas cornisas cansadas
del centro de las ciudades,
donde rumbeando las casas
por sus estrechos callejones
guardan sombra, de alba a alba,
por pulidos adoquines negros
entre aceras desconchadas.


La niebla de la ciudad viene
con tóxicos en sus barbas.
La boina de la ciudad cubre
con su azufre las estatuas.
La aurora de la ciudad abre
en los barrios desesperanza,
porque allí la gente ya sabe
que ya despierta sepultada.


En este mundo del progreso
retroceden tigres y garzas,
un tsunami hecho de gente
deambula por las mañanas
por el coto de sus colillas
con mascotas domesticadas.
Y tú naciste, "Oh poesía",
en la galaxia equivocada.

 

***