José Luis Barrientos León

Amémonos

 

Alzo los brazos, pero no en alabanza

no renuncio al día labrado por mí mismo

a las lágrimas enjuagadas con harapos

derramadas entre estrellas atadas con cendales

escondiéndose de los rayos del sol

rencorosos, lacerantes, desgarrando la piel

esperando convertirla en cuero, impenetrable

 

Alzo los brazos, sin glorificaciones

con mis latidos interminables de rebeldía

cuestionando el dogma y la deidad

provocando la bienaventuranza en cualquiera

que rechace el pobrerío con sudores y sangre

sin maquillajes ante altares

o peregrinajes que doblen rodillas ante pesebres vacíos

 

Alzo los brazos, sin dejar de alzar mi voz

la que grita amémonos

bajo el torbellino de rencores que pretende sembrar el pasado

o la ventisca inclemente que provocan los elegidos

sin importar el vendaval de injusticias que legalizan en los estrados

Amémonos, bajo la niebla y el silencio que conforman las naciones

tras las puertas y las celosías

frente al mar y la montaña

bajo la luna que nos abriga

o el sol que nos cobija.

 

Amémonos, sin más sexualidad que nuestro latido

sin género, sin condiciones

Alzo los brazos, solo para gritar

Amémonos