Bésame en los labios, tan sólo una vez,
déjame probar el manjar que tanto anhelo;
que muero por saborear tus labios carnosos,
que quiero enredar con la tuya, mi lengua de fuego.
Olvida el maldito destino que nuestras almas cruzó
cuando era imposible desatar el ardiente deseo.
Bésame en los labios, tan sólo una vez,
que guardaré tu sabor para soñarte luego.
Toma mi cuerpo, tan solo una vez,
déjame sentir el poder de tu espada de acero;
que muero por sentir tu fuerza y calor,
que quiero desatar, junto a ti, un volcán de fuego.
Olvida la maldita vida que nuestros mundos cruzó
cuando no podíamos hacer realidad el anhelo.
Toma mi cuerpo, tan sólo una vez,
que guardaré tu calor para sentirlo luego.
Hagamos una locura, tan sólo una vez,
déjame ser tuya, como lo soy en mis sueños;
que muero por entregarte cada fibra de mi ser,
que quiero gritar al mundo que por ti, muero.
Olvida el maldito universo que nuestros caminos cruzó
cuando no podíamos compartir nuestro cielo.
Hagamos una locura, tan sólo una vez,
y mañana....seremos sólo amigos de nuevo.
Ado
26-1-23
(Dedicado a H.)