Me vas a dar todo lo que exacto manda el plan,
el mismo fiel contagio de tus ganas a destajo
y si preguntan es la vida pues que pasa,
para que no se asusten les daré la esperanza
de que al fin a este mundo alguien ha venido a salvarlos.
Hablando de disculpas me ahorro yo unas cuantas,
subsiste aquí una lucha en secreto con las mantas:
el grito de tu angustia encuentra eco en mis entrañas.
De mis amistades esta es la más salvaje,
la que más me lleva al fondo al corazón
ya sin cansancio, en ella encuentro la tan anhelada calma
años atrás, la brisa que me sacia en un pestañeo
y me poso en la flor de tus labios como un extranjero
oculto en un rincón aparte del tumulto
que bate las piedras de esta acera
para que no me escuchen como lloro por tan solo poseerte
entre hemisferios jugando a lo que sea...
Todo este pasearse por una vena
sobre el vacío de los días crueles
es la cifra que define el gesto
en este azul divino inmersos
hasta que ebrios
se ajusta nuestro gusto al momento
y nos vemos al fin tras mucho
cada uno en sus asuntos preso
ya por costumbre
ante esta asepsia programada
para estériles
Abrí camino en la angostura, residuos
de un siglo ausente;
la grieta rebosa aún de luz por estas alturas
cedidas al llanto
resquebrajando tu figura hermosa,
en uno de mis recuerdos la sed
por el placer ya prisionero en un cajón
que si lo cierro
vuelvo al mismo entorno
en la boca sin respuestas
y ese don tan catastrófico
como curación a todas mis penas.
En mi piel destino alcanzo
sin ya quien aquí en mis brazos
se desperece así sin más
susurrando unas palabras
que tal vez nunca lleguen a aclararse
en el vaivén enloquecido
de las mareas tan salvajes
Esta noche nada interrumpe mi guardia.
El silencio es tal y la calma
que de mis pensamientos irrumpe el eco por el valle,
y no hay nadie que lo calle ni por un momento:
así soy de impenetrable
cuando el desaliento pasa a ocupar mi lugar
y todo empieza a derrumbarse
en mi mundo ya inestable
conmigo inmerso en este trance
que me hace desearte todavía demasiado.
El cielo está incierto esta noche:
el rostro de la desvanecida se pasea
mansamente por mis sueños;
una voz que se desliza
trae de vuelta el sentimiento,
abre las alas de mis textos
hacia cumbres imprevistas.
Pensé que eterna era la pena
e imposible tu cariño
en esta selva tras el brillo
de esos días simultáneos...
El tacto de tu mano me sostiene sobre el limbo
mientras trato de escapar con tremendas sacudidas
desafiando aquí a este olvido
el recorrido de tus caricias...
Eso son mis ojos que se abren y te miran
en la paz del instante más fijos
como haciéndote preguntas
que responderás tal vez mañana
tras tu baño acostumbrado
con razones y con hechos
que son claros frente al caos
de mi propuesta silenciosa
y al dolor que en mí es crónico
y retorna a esta hora
fiel a su compromiso
de mi cuerpo hacer añicos.
Si me encuentras siempre a un lado
sin respuestas aún que darte
forzando tanto frases
a que encajen con mi estado
es que tengo un pacto
que firmar aquí entre manos
y esto ocupa mi consciencia
hasta el punto de olvidarte
ahí con tu vista en mí clavada