Cantar es lo que procede,
cantar hasta enloquecernos,
cantar con el pecho abierto
y todo lo que se tiene;
Cantar con el alma en vilo,
cantar con la lengua herida,
como un pájaro tranquilo
o cual manada en estampida;
Cantar cuando el viento azote,
y cuando el fuego esté quemando,
que el canto en lágrimas nadando
salte cuando el llanto brote;
Y en el páramo silente
o en la calle transitada,
que se percate la gente:
Mi voz no está encadenada!
Cantar al Dios de los cielos,
a la vida y los fracasos,
al amor entre tus brazos
y al que se llevaron lejos;
Cantar aunque no estés contento
Y aunque cada segundo duela;
Cantarle a las habichuelas,
los sapos y el firmamento…
Cantar sin prisa ni furia,
matar cantando a la cobardía,
cantar tan alto y tan pleno
que todos copien tu sinfonía,
Y aunque la música muera (cantar)
y el dolor invite al sueño, (cantemos)
y aunque tú mismo no quieras, (cuál miedo?)
¡Canta y seguirás viviendo!