Por caminos tortuosos, llegó a la cima el viejo anciano. Quizás por seguir un solo camino, se olvidó de los que lo acompañaban. Y bruscamente sorprendido, gente equivocada de tanto caminar, le da la espalda dejándolo entumno. “¡Sal, entonces héroe! “Qué haces sin nosotros”. Entonces no le queda al viejo pensador bajar las escaleras sin pudor, de una lección enseñada por un grupo, que por valentía se levantó, esculpiendo en la piedra de la historia: “¡Aquí están todos los que saben compartir el pan!”