Hace días que esta blanco el horizonte
se esfuerza la pupila por hallar una señal
algún color que lastime la blancura infinita
y desde este pequeño punto distinto algo empieza.
Hace noches que en el cielo nocturno no aparece,
la farola que me indique donde está la calle oculta,
el fin de este enigma que me corroe el pensamiento
y no me deja ser aquel que dibujaba en las paredes.
Sigo sentado en las mañanas esperando las bandadas
que te anuncien y desde este remoto cruce de caminos
apenas te divise, dibujare azulejos danzarines de colores
inventare un coro imaginario de poetas recibiéndote
una plegaria forjada en un templo milenario
un muelle imaginario para las noches de tormenta
un cielo con calles y arboles de copa blanca
y las luces crepusculares para esperar un nuevo día.
¡Fe que te has ido!
¡Vuelve que aquí estamos los de siempre!
¡La mirada serena de la gente que cruza las manos esperándote!