Me abrazó la primera luz del día
después de un sobresalto inesperado
al ver que no dormías a mi lado
quedándose mi espalda sola y fría.
Mi pecho se contuvo en la porfía
de mi dedicación y tu cuidado
convencido de que su izquierdo lado
sin tu honda calidez se moriría.
Tras mis párpados, se talló el semblante
de esa noche en que me besaste ardiente
con la complicidad de un fiel amante.
¿Cómo pude soñar que estás ausente?
¡Qué bueno despertar en el instante
en que sutil café te hace presente!
Autora: EmitzaSR
De Cuba.