Se puede amar así…
desde el rincón más entrañable de los recuerdos,
desde aquel fortuito instante de tan exacta coincidencia,
con el mismo sobresalto de aquel mágico encuentro,
con el nerviosismo de las primeras palabras…
y la inolvidable emoción de ese cruce inesperado de miradas.
Se puede amar así…
a pesar de los avatares del tiempo,
muy a pesar de la inclemencia de los duros momentos…
y del infortunio de habernos desviado…
cada quien por rumbos diferentes.
Amar así…
como ama el otoño ver danzar las hojas secas con el viento,
como ama el colibrí el dulce néctar de la primavera en flor,
y los gatos aman recostarse al sol…
gozando su pereza.
Se puede amar en la distancia…
tal vez con más fuerza…
con mayor intensidad …
con fervor incontrolable,
y hasta con adicción,
con imaginativa excitación…
y excedida pasión,
porque la fidelidad se desnuda en la lejanía…
y la confianza se edifica en la paciencia.
Se puede amar así…
al filo de la desesperación,
atormentado por la impotencia,
castigado por la indiferencia,
con la amargura de no poder remediar tanta nostalgia,
abandonado en un laberinto sin respuesta,
con la sola esperanza de que algún día…
nuestro mutuo afecto nos reencuentre.
Se puedo amar así…
sin esperar nada a cambio…silenciosamente,
sin hacer alarde de los sentimientos,
con la honestidad de liberar los latidos…
y dejar que el corazón simplemente sienta,
con la sola ilusión de contemplarla feliz…
y verla contenta…
a pesar de que lastime…que nunca lo sepa.
Amar al extremo del sacrificio…
evitando que no hiera tanto,
sin dejar ninguna evidencia,
con el único consuelo…
de que en la inmortalidad …
este destino cruel nos recompense…
y nos devuelva los delirios…
para poder seguir amando.