Mi consistencia mustia halló la fuente de su reverdecimiento.
Prados enteros de mis flores emergen sobre tu piel.
Las crisálidas han roto sus corazas y miles de alas coloridas de par en par seducen a tu nerviosismo.
Soy un guardián, ávido de hallar el sortilegio de tus labios para proseguir en este combate contra los Ángeles caídos.