Me invade una cruel tristeza
mucho antes de mi partida
pensando que, en esta vida,
yo gozo de su terneza.
La vida es una belleza
a pesar de sus quebrantos,
a pesar que afloren llantos,
por si agrestes los caminos
influyendo van destinos
rumbo aquellos camposantos.
Si la vida se clausura
y su estela es infinita
nunca quedará prescrita
si ella es tierna, blanca y pura.
Sembrará siempre ternura
con sus huellas imborrables
que, además serán laudables,
cuando estén en la memoria
sin ninguna vanagloria
los recuerdos memorables.
¡Oh que dicha hay en la vida
si la vives dignamente
porque se va de repente
sin que nada se lo impida!
Cabalgando en estampida
va la muerte por las calles
por los montes y los valles
denostando la belleza
la pobreza o la riqueza
sin fijarse en los detalles.
Vive siempre sanamente
que la vida atribulada
tiene la última morada
sin espera en el presente.
Pero al que es intransigente
llegará siempre el tributo
comiendo un amargo fruto
con sabor a flor de ortiga
y al final con gran fatiga
a sus seres dará luto.