Menesteo

Bendito de sol naciente

 

 

Bendito de sol naciente

 

 

Me levanto cada día

contemplando el sol naciente,

para gloria de la gente

llena el alma de alegría.

Esa es la rutina mía,

contemplar cada mañana

asomado a la ventana

qué me depara la vida.

La que me fue concebida

por un amor entre sábanas. 

La que una noche de amor

en el vientre de mi madre

se la sembrara mi padre

en momentos de dulzor.

Un lugar acogedor

donde crecí lentamente

para orgullo de mi gente.

Yo fui el embellecimiento

que trajeron esos vientos

de levante y de poniente. 

Estaba entre su regazo

envuelto con su mantilla,

ella sentada en la silla

y yo chupando despacio. 

Era mi casa un palacio

con tan solo tres estancias,

con olores a sustancias

de honrados trabajadores,

cual un jardín con sus flores

luciendo con elegancia. 

Como pétalos de flores

abriendo en la primavera,

yo fui creciendo a su vera

respirando sus amores.

Me afectaron su dolores

como piedra en el zapato,

o como zarpas de un gato

en mi corazón clavadas.

Yo que crecí de la nada,

con semilla y buen sustrato.

 

José Ares Mateos