LAS CUERDAS SECRETAS
Aún tengo las marcas afiebradas de tu cielo
el de tus ojos, que en mi soledad amanecen
como crece la claridad en el camino de los tilos
en la ruta de las sombras que a la espera me refugio
¡Oh ando sin mascara ni prontuario que aleje!
duermo en el nido de tus brazos libres
sin temor de la inesperada daga que alguna vez
reclamo mi carne y el torrente de mis venas.
¡Ya no necesito armadura ni patíbulo!
ni aconteceres con ráfagas brumosas
hoy el día fulgura en el galope
y desata cabelleras donde las ansias mueren
Y unos de tantos rayos en esta vastedad rebelde
descubre en la tierra ahondada vetas doradas
semillas guardadas de extintos robles
del principio de las cascadas de cristal
de los senderos de los metales primeros.
¡Ando pues sin las bridas del pasado!
Solo con las marcas afiebradas que no son estigmas
ni pistilos engañosos que solo seducen un día.
Llevo el plumaje del pudor guardado en mi morral
porque ya no necesito un noble manto que me oculte
ni sedas negras enlazadas con los hilos costumbristas.
Tal vez no entiendas que en mi alocada poesía
guarde tu nombre del aullido de los lobos
que en las noches de plata aúllan más desesperados
porque no pueden pasar las vallas de nuestro tiempo
ni la avidez de la premura cuando el instinto asoma
y tensa en un arco de pupilas y silencio
las cuerdas secretas del secreto
en ese follaje que por siempre guardara nuestras formas
cuando solo fuimos vida y manto y pasión sin lutos.