Apiadaros de mí,
el cóndor voló en mis pupilas
obligándome a huir a caballo.
No fui yo,
fue el cóndor.
Apiadaros de mí,
me volví un eremita
para guardaros en mis
oraciones.
La llamada
de un mesías animal,
indómito y salvaje,
etéreo en mis apetitos
y ambiciones.
El gateo de un bebé
treintañero
por el atajo de los deseos,
dúctil y frágil,
como una pasarela acristalada
donde un paso en falso
supone la censura,
donde dejar un rastro
surcado por las grietas
significa aceptar
la cadena perpetua.
Apiadaros de mí,
no fui yo, fue el cóndor.
Del poemario Tr3inta y Cinco
+El poemario íntegro lo tenéis en el siguiente enlace: https://lektu.com/l/victor-tardio-crespo/tr3inta-y-cinco/21092
+Si queréis ver los montajes de los poemas aquí: https://www.youtube.com/watch?v=fXnRw2CmWUU&list=PLGQ6iGgtL1cvUuFG0Xv8NDJhRnB-FDk_l&index=1