Me hace daño recordarte
porque alteras mis sentidos
y en mi pecho los latidos
luchan siempre por sacarte.
Te pinté como obra de arte
con amores y cumplidos
con detalles esculpidos
y hoy no puedo ni tocarte.
¿Para qué estás en mi mente?
Me pregunto, cada día.
¿Para qué sigues presente
si me das melancolía?
Vete ya, dama indolente,
¡Deja libre el alma mía!