Sumergida en el abismo de la duda
embuída entre silencio y soledad
ha quedado en su rincón la oscuridad
azotándose feroz, a mano ruda.
Baja un lucero, con su suerte atribuida
descargando un porvenir, algo inseguro
y una estrella que brotó del germen puro
se ha quedado tras las nubes, escondida.
El consuelo, ante el dolor, la furia allana
acaricia lastimero y su alma inflama
y la fuerza energizante le reclama...
¡No es la lástima la mano que le sana!
Corre el tiempo y sus heridas agonizan
despojando de su sangre la frialdad
y en el curso de la vida, voluntad
con impulso de su cauce cicatrizan.
Llega la fe y con fulgor, divino escuda,
alentando de esperanza a la conciencia.
Los años han moldeando su experiencia
y con aras de vivir, la mente ayuda.
La esperanza por su fe, con luz se crece;
de confianza, a pasos firmes se reviste.
Ella sabe que el amor aún existe...
Que al deseo de seguir, todo florece.
Autora: EmitzaSR
De Cuba