Si supieras,
oh dulce y lejano mío,
las palabras quedas
que me llegan a los labios mudos
y se me congelan...
Si supieras,
qué tristes y agudos silencios
de mí, se apoderan...
Las frases dormidas
que se vuelven llanto,
y de tanto en tanto
agravan tu ausencia.
Si supieras,
oh mi niño perdido,
mi lágrima quieta
clavada en el surco
de un rostro que espera,
cuántas noches frías
estuve aquí mismo
esperando que vuelvas!