Vino y manjar, estómago reseco,
en seca sangre la saliva es triste.
El dolor es opíparo, no un quiste
que se extirpa del alma. Con el hueco
en las fuentes lustrosas, boquiseco
y sin saborear lo que me unciste,
has servido el banquete y te reíste,
resonancia que pérfida en el eco
fue tu mueca mordiendo mi apetito
hasta alcanzar la cruz de fatuidad.
Fue la vida banquete, apenas rito,
plato de muestra, de incredulidad.
recetas especiales, y detrito.
Fue la vida festín de mezquindad.