La corriente secreta
que desciende salpicando
el frontal granítico
del áspero monte,
descubre los campos inmensos
de la altiplanicie.
Con el corazón afligido
pulido de jaspe,
en el alma dúctil
de la memoria,
brotes gris-plata
de hojas de limitada
vivencia descomponen
la luz en su espectro
y condensan, en su ignorancia,
al sol baldío y arborescente
entre los ojos.