Hay dos palomas en el cedro.
Se besan y copulan.
Copulan y se besan.
Cuando se cansan
y sienten que ya es suficiente,
se van a la magnolia
a embriagarse y dormir.
Tal vez desde alguna ventana
un enfermo las observe.
Pasará la siesta,
otra siesta más,
y yo seguiré aquí,
detenida en la sombra
esperando verte.