J. R. Laguna

SÍSIFO

 

SÍSIFO

 

Y un día te hartaste

de subir la piedra

hasta lo alto de la colina,

y decidiste soltarla,

contraviniendo el divino castigo

que atormenta el esforzado hombro

de los de siempre,

de los parias de la Tierra,

de los desheredados,

de aquellos que fueron y serán

los más humanos entre los humanos.

Y por la cuesta abajo,

el ímpetu de la piedra arrastró

a todos aquellos que ociosos

contemplaban maliciosamente

tu sufrido empeño,

con sus túnicas púrpura

y sus manos blandas y quietas.

Antes de ser golpeados

y arrojados al abismo,

sus ojos reflejaron sorpresa,

y en sus bocas

se dibujó un rictus

de infinito desprecio.