La luz era tenue y la lluvia no cesaba en su murmullo monótono y relajante. Los momentos eran mágicos entonces;
mientras, desde mi ventana veía como la luna llena se elevaba y regalaba su luz al oscuro cielo,
me deleitaba contemplar su sonrisa plateada y miles de sentimientos acudían a mi alma
con la fragancia de la poesía y la creatividad.
Mis sueños resplandecían viendo imágenes de vívidos colores,
flores preciosas, cuyos delicados pétalos se abrían como un bebé a la vida,
manos unidas y rebosantes de amor se alzan al infinito
como dos flechas disparadas al cielo con fuerza, rumbo al paraíso.
Besos apasionados estremecen y despiertan las emociones de mi mundo interior.
Mi yo se abre al exterior en un mundo onírico
decorado con notas mágicas de violines y arpas
que acarician suavemente mis días, apagando así todas las gotas de agua triste
que me hacen llorar y sufrir a veces;
Y es entonces cuando resucitan en mí todas las palabras,
en una maravillosa sinfonía fantástica
que me regala toda la felicidad que tanto necesito.