Catorce lustros me observan
desde sus blancas colinas,
sueños, amor, utopías
poemas, libros, placer,
música y nuevos proyectos
esperan volverme a ver
-erguido, firme y rotundo-
alzar el vuelo otra vez
que vuelva a ponerme en marcha,
que no me deje vencer
por datas, cifras y miedos
¡aún queda mucho que hacer!
Los años son solo fechas,
un guarismo en el carné,
otra muesca en mi revolver,
otra vela en el pastel
a la que apagar de un soplo
y descorchar el champan,
brindar por todos nosotros,
los que están, los que no están
los que partieron primero
y los que vienen detrás.
La vida es una carrera
sin principio ni final,
una espiral de vivencias
un remolino vital
que engulle tiempo y espacio,
que acaba y vuelve a empezar;
la proyección del futuro,
un soplo en la eternidad
en que el amor nos espera
¡Y no le gusta esperar!