Y confinando a sus semejantes,
los clásicos son interesantes,
lamiendo los Más Allá de instantes,
la luna y el sol pueda regresar antes.
Las roncas manos jadeantes,
fosforece la luna sobre las aguas errantes,
que canté sonriendo, eterna, antes,
desde sus casas y jardines de infantes.
Alucina con nubes penetrantes,
la que seca los arroyos parlantes,
es un tesoro absurdo una ola de diamantes,
unos trenes distantes.
Los ojos se hacen rostro y las miradas semejantes,
y en una noche llena de brillantes,
esto es lo que se llama proverbios sobrantes,
el poder hace inmorales a los que ya lo eran antes.