¡Oh qué hermosa mariposa!,
que en la flor ella se posa,
es su danza prodigiosa,
pues se asemeja a una Diosa.
Un día fuiste gusano,
de aquel gran árbol cercano,
y una tarde de verano,
tú me quemaste la mano.
Aquello fue por prenderte,
yo sentí un dolor tan fuerte,
que no pude comprenderte,
no pensé volver a verte.
¡Qué criatura formidable!,
tu cambio es tan admirable,
antes eras detestable,
hoy eres incomparable.
Lucila De Melo(MMGA)
Uruguay