Hoy pretendo que entiendas
que ya no eres ni mi sol, ni mi luna;
que ya no me desvelas,
y no eres el farol, que a mi existencia ilumina.
Hoy tus infinitos ojos
ya no son un misterio;
ni tu sonrisa, el dibujo perfecto
que emociones terrenales
me hacen soñar.
Hoy tu pelo ya no es arena
que se filtra entre mis dedos;
ni tan liviano como para que la corriente
de aire caliente haga elevar.
Hoy deberé aparentar
que ya no extraño tu dulce y delicada piel
que acariciarte ya no motiva
y aprender que solamente es piel.
Hoy necesito que comprendas
que la distancia es una tangible barrera
que separa dos almas
que en el fondo son gemelas.
Hoy asumo la obligación de explicarte
que tus labios no son de seda
y que tus besos no me elevan
(son parte de mi recuerdo laberíntico).
Hoy debo simular desamor,
bronca, antipatía y tal vez rencor;
y ponerle empeño a esta decisión,
contradiciendo al corazón
y acentuando a la razón.
Hoy debo darme cuenta que ya está,
que si quieres crecer me debes olvidar
solo quiero tu felicidad,
tu entera y eterna felicidad.
Hoy debo materializar mis opiniones
y decirte que me alejo para verte feliz
pues prefiero ser infeliz continuamente
lejos tuyo, observándote reír,
sabiendo que ya no sufres por mis falencias,
a dejarnos en manos
de tus estados de ánimos
y dudas eternas
ciclicamente, cayendo en el amor eterno y viceral
y luego volver a sumergirnos en el drama agudo
de la insoportable y manipuladora separación;
(se vuelve mas fuerte y densa con el tiempo)
Ahora, Bien saben el Tiempo y tus ojos;
y si lo esfuerzas, tu corazon,
que nunca dejaré de amarte
que siempre seras todo aquello
que hoy debo fingir que no eres.