Hay una oscuridad
que no nos pierde
sino que nos encuentra,
buscando.
Buscando
lo que nos dicen
y no logramos comprender
del todo.
O investigando en sigilo
si aquello que decimos
es lo que quisimos decir,
tras decirlo.
Es el cementerio
donde las palabras
se escriben para morir,
las encarcela.
El carcelero es portador
de miles de llaves,
que raras vez usa
y muchas puertas abren.
Nadie se preocupa,
nadie se pregunta
pero estoy seguro
que hay quien las llora.
Que temor me da
aquella cárcel tan oscura,
aquel cementerio en vida
que es el diccionario.