No olvides que un día fui tu Luna
que ilumino tu sendero para caminar
quien sanó las tristezas que no podías curar;
tu amor incondicional como tú fortuna.
Fuiste como la miel llena de dulzura,
pura y natural como un manantial
donde afloraba deseo y placer visceral;
No olvides que fui como tu cielo,
que te abrigó del llanto y desconsuelo
que no cambio tú amor primaveral.