A orillas de La Orotava,
donde los dragos te protegen,
en el país de Juan de Iriarte y Cisneros.
Se me ha perdido un silbo
que baja por donde desciende la lava
y se esconde entre los recovecos.
Desterrado de su tierra
a la cúpula de la Francia,
donde canta a una abeja semejante.
Añora aquellas playas
de tiempos invariables
le canta a un tuerto enamorado.
No fue tan sencillo
ser embajador de la Polonia,
y cónsul de la Francia, Jaime el bigotillo.
Los silbos no llegaban al Liceo Luis le-Grand
se escondían en los avernos
que antaño provocaba el volcán.
Sería porque versaba a la imperfección del diccionario,
entre las expresiones del latino
y las impresiones del español.
Se durmió entre epigramas
ahogado entre tanta letra
y tantas canciones de amor.
Poem & Rhápsody ©2022
La fina piel de la cáscara
Alfonso J Paredes.
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