Vestida por las gotas de rocío,
que derramó en tu piel la madrugada;
la cima de tus pechos coronada,
por la rosa más bella del estío.
Exploro las nacientes de tu río,
Y allí, en tu manantial de agua templada,
sacio la sed de mi alma enamorada,
ardiente de pasión y desvarío.
La estela palpitante de mis besos,
te quema de los pies hasta la frente;
me ahogan tus caricias en torrente,
me impregno de tu aroma hasta los huesos.
Y al quedar atrapado en tu embeleso,
mi nube es arrebol en tu occidente.