Sir Frido D\'Antuna

Homenaje a Fabiola Perugachi

Fabiola Perugachi yace muerta en el siniestro embate de un amor torcido.

Ya no duerme la Perugachi, se le ha morido el sueño dejando huérfanos

a un montón de maridos.

La historia debe ser contada por un cantor de batallas, porque la Perugachi vive una guerra interna

entre el Yo quiero y no debo.

¡¡ Ay joder dame duro, queee riiiico !!

Para salvarse un poco se inventó el infierno y se colgó una Biblia entre pecho y pecho y se despertó soñando con Jesús de amigo.

Lloró tres veces en público la Perugachi y su piel

que era sucia, remojada

en mitomanía, se blanqueó para el ciego por un ratito.

Que triste fue ver a la Perugachi

china en desvelo, con su mar de llanto,  golpeándose en lamentos

por tanto beso podrido.

Pero llegó la lluvia y se hizo el lodo y rompió la cuerda la Perugachi y libre al fin, se bañó hasta el pescuezo como la puerca de Pedro y otra vez la calentura

¡Ay joooder, dame más duro, queee riiiico!

 

Fabiola Perugachi es una mujer complicada en todo sentido; 

cuando ya casi Dios le entregaba el cielo, descubrió por telegram que su vida

no la había vivido. 

Y salió a buscarse Fabiola Perugachi, con más fuego que antes cuando era ninfómana y se encontró que casada

no tenía marido.

Se nos muere muerta la Perugachi, la de las mil batallas, un millón de mentiras y un amor repetido;

aun no sabemos si en el infierno, se permiten estatuas

con versículos bíblicos, pero, 

creo que gestionan para honrar su nombre, con mármol de Carrara,

el gato siamés del ciego y laurel y olivo.

Gloria eterna a la Perugachi (si es que en el infierno está la gloria) y si, por algún acaso, se permiten a una Fabiola, abrazada al tío.