Un pájaro he visto
sentarse en una rama.
Solitario como yo, perdido
viendo las nubes que pasan.
El no sabe que es feliz,
no sabe por qué tiene alas.
Inocente y pequeño, no se pregunta
qué pasará mañana.
No sé qué viento ha pasado
bajo las sombras de sus alas
ni el sabe que sus cantos
son el rocío en la madrugada.
Ahora veo el cielo con sus ojos.
En su corazón está mi alma.
Ambos felices respiramos
solitarios bajo el sol de la mañana.