Antonio Jose Alcada
Una victoria trabajada
Quizás hace un año, se eligió la junta directiva de una prestigiosa asociación portuguesa.
El líder, sin ser director, fue un Presidente destacado, acostumbrado a lo largo de los años a ganar y derrotar todo lo que se le presentaba en el camino.
Su fuerza arrastró incluso a los más jóvenes a su proyecto, y la campaña incluso recordó, sin ironía, a la campaña del presidente Trump.
Lo único que faltaba era su prestigiosa esfinge que aparecía en los sellos postales.
Sin embargo, el tiempo cambia y nos cambia a nosotros. Confieso que siempre he admirado tu inteligencia y competencia, pero en realidad todos tenemos un tiempo, y todo tiene su tiempo.
Y sus seguidores terminaron por entender que era hora de que su generación se levantara y discrepara de quienes siempre tuvieron la razón y el poder.
De hecho, en el sur de Europa son numerosos los casos de ilustres que olvidan que algún día caerán en la fosa, como cualquier mortal.
Y este síndrome, que incluso hace que muchas personas inteligentes teman el cambio, es otro aspecto de los que se levantan y gritan
también tienen que luchar.
La ruptura de mentalidades del pasado al presente es muy difícil de superar y convencer. ¡Pero sucedió! Y no había necesidad de usar la poción mágica.
Todo lo que se necesitó fue sentido común y determinación para demostrar que el tiempo existe, y sin tiempo las organizaciones nunca podrán evolucionar.
De algo tan simple en los países democráticos, que por cierto nos apoyan, ¡todavía hay lugares en el mundo que lloran de alegría por una victoria así!
Felicidades por todo lo que has hecho. Diste el primer minuto de tu decisión.