Una pizarra
al frente de la clase
y una tarima.
El encerado,
me llega en el recuerdo
con viejas fórmulas.
Unos dictados,
algunas matemáticas
con ecuaciones.
También la frase,
\"no pidas imposibles
a tu futuro\".
Hoy me sonrío
y pienso en esos tiempos
y en esa edad.
Éramos niños,
un poco adolescentes,
barlibampiños.
Por eso busco
la paz y la sonrisa
de aquellos tiempos.
Era la brisa,
del norte y el nordeste
y el mar cantábrico.
Viejos cantares
que añoran, en mi alma,
ver hoy la luz.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/02/23