¡Maestro de la lira, guardián de las ondinas,
tu verso siempre ha sido del mundo admiración;
en donde se ha bebido tu regia creación,
que es fuente inspiradora, con aguas cristalinas!
Tus letras, cual saetas con luces diamantinas,
cruzaron los espacios con fuerza de ciclón;
brindando a poesía lustroso y gran pendón
que trajo del parnaso tus regias sonatinas!
¡Artista de la pluma, cultor de la belleza;
tu gloria inmarcesible por siempre ha de brillar;
en ella se refleja la luz de tu grandeza
que nadie nunca puede su brillo superar;
el tiene de los dioses su mística pureza
que nuestra Nicaragua por siempre ha de guardar!
Autor: Aníbal Rodríguez.